el sueño se logra la maduración de su sistema nervioso. Los ciclos de sueño de los recién nacidos son impredecibles, aunque de acuerdo a pediatras y neurólogos deben dormir en promedio 14 horas y media al día, hasta cumplir 1 año de edad.
Al comenzar la etapa escolar los hábitos cambiarán drásticamente y con ello las horas de sueño. En nuestros días los horarios escolares se ajustan a las necesidades de los padres, es decir, los niños se levantan más temprano para que sus padres tengan tiempo de dejarlos en la escuela de camino a su trabajo. Inclusive, muchos pequeños (menores de 3 años) entran en las guarderías a las siete de la mañana, lo que implica levantarlos a las 6:30 o antes, de manera que se causa estragos en sus ciclos de vigilia y sueño.
Mary Carskadon, investigadora de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), una de las mayores expertas de sueño infantil del mundo afirma que los chicos cansados tienen bajas calificaciones, no se desempeñan bien en los deportes y tienen más problemas emocionales que aquellos que sí descansan.
En conclusión dormir poco o tener sueño interrumpido, por cualquier causa, afecta las capacidades de aprendizaje, concentración y memoria, el carácter se vuelve irritable, y el sistema inmunológico se debilita, lo que puede propiciar que el afectado sea más vulnerable a padecer infecciones.
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